Este mes las despedidas se me amontonan. No pensé que el MIR pudiera marcar tanto un antes y un después. Creo que la gente se está poniendo demasiado mimosa. Pero no he desaprovechado cada oportunidad de decir adiós a mis mejores amigos. No es una separación para siempre, claro. Pero es el abrazo de "ánimo, no te rindas, hablaremos para ver cómo va esto, otros lo han hecho antes, lo conseguiremos, nos volveremos a ver cuando toque celebrarlo, te quiero". Aún quedan 22 días...
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